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Claves para preparar al primer hijo ante la llegada de un nuevo bebé

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El nacimiento de un nuevo bebé en la familia es un momento de emoción y felicidad. Cuando los padres ya tienen un hijo y deciden buscar un segundo pueden experimentar el mismo entusiasmo, pero con la tranquilidad de conocer previamente la experiencia especial que les viene. Sin embargo, la llegada del segundo bebé puede generar ciertas inquietudes en el primer hijo, pues la dinámica familiar cambiará y este dejará de ser el único centro de atención.

Aunque los padres ya han pasado antes por el proceso de embarazo y de parto, se encontrarán con nuevos desafíos. Los cambios son inminentes y deben ayudar a su primer pequeño a entender y prepararse para recibir sin problemas al nuevo bebé.

En principio, es normal que a la mayoría de los niños les resulte difícil afrontar el nacimiento de un nuevo hermano, por lo que quizás se pongan en una posición defensiva, comiencen a sentir celos (incluso desde que la madre está embarazada) y no se muestren contentos ni dispuestos a tener que compartir las atenciones de la familia. Afortunadamente, en este caso no hay que alarmarse pues existen estrategias claves a poner en práctica para que el niño deje de sentirse amenazado con la llegada de su hermanito.

¿Cómo abordar la llegada del nuevo bebé con el primogénito?

Lo primero a tomar en cuenta para tratar el tema con el primer hijo es su edad, pues la preparación será diferente según la etapa de la relación de dependencia del niño con sus padres.

– Niños menores de 2 años

Los bebés de entre 1 y 2 años aún no entienden claramente la situación y lo que conlleva tener un hermano, no obstante, cuando llega el neonato igualmente pueden actuar con celos y sentirse desplazados.

Por esta razón, lo mejor es charlarle sobre el nacimiento, explicarle acorde a su nivel de lenguaje lo que significa este cambio e ilustrarlo con imágenes, pues de esta manera será más comprensible para él y podrá adaptarse más rápido.

Los padres deben tomar en cuenta que este no será el mejor momento para conductas de transición como enseñarle a usar el baño, pasar del tetero al vaso, entre otras, pues harán más difícil su proceso de adaptación.

– Niños entre 2 y 5 años

En el caso de los niños en edad preescolar la situación puede ser más complicada, pues en esta etapa todavía dependen en gran medida de sus padres y pueden surgir no solamente celos, sino también comportamientos regresivos, es decir, conductas que ya habían sido superadas, como orinarse sin avisar para ir al baño, querer nuevamente el chupete, volver a tomar en biberón en vez de vaso, balbucear como un bebé palabras que ya habían aprendido a decir correctamente, etc.

En estos casos los padres deben ser pacientes, no hay que ignorar estos comportamientos pero tampoco hay que forzarlo a cambiar de un día para otro.

Antes del nacimiento del bebé es importante involucrarlo, explicarle las ventajas de tener un nuevo miembro que en poco tiempo será su compañero de juegos.

Otra buena idea es permitirle elegir algún juguete, ropa o elementos decorativos para la habitación del bebé, sobre todo si la van a compartir. También es recomendable leerle cuentos que le permitan entender la nueva estructura familiar.

Es importante que ambos padres reserven, en lo posible, momentos exclusivos para su primer hijo, mientras otros miembros de la familia ayudan con el recién nacido.

– Niños mayores de 5 años

Aunque estos niños pueden comprender mejor la situación no significa que no sientan celos por dejar de ser el único centro de atención.

La ventaja de esta edad es que puede explicársele más claramente qué esperar cuando el hermano llegue a casa, hablándole de las necesidades del recién nacido para amamantarlo, para el baño, para el cambio de pañales, etc. Además los padres pueden animarlo a que exprese cuáles son sus inquietudes.

En estos casos, es preciso asegurarle que aunque el nuevo bebé demandará mucho tiempo, seguirá habiendo la misma atención para él. Una buena forma de involucrarlo positivamente es llevarlo a algunas de las consultas prenatales y que pueda observar el crecimiento de su hermanito en las ecografías.

Otra manera es darle una pequeña participación en los cuidados del recién nacido, como ayudar a traer los pañales, escoger la ropita, o cantarle canciones de cuna.

En conclusión, lo más importante para preparar al primogénito para la llegada de otro bebé es reconocer sus sentimientos, dejarle claro que el amor por él nunca cambiará por nada, y que como hermano mayor siempre desempeñará un papel único y especial tanto la familia como en la vida de su hermanito.

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